Me despierto agitada.
Soy un
pasaje del tiempo que se desvanece.
Un infinito
continuo que se materializa entre dos nadas.
Soy un
despertar nuevo. Una conciencia abierta. Un abrir de ojos. Una perturbada noche
agitada.
Me agita la
noche porque la conciencia me golpea.
Cruce de
reproches. Quiero. Debo. Tengo. Soy. Espero. Exijo. No puedo. No sé. Miedo.
Dudas. Sola. Ahora. Puedo. Sé. Caminante. Cambio.
Pensamientos
activos de un ego dominante
Lucho en la
noche por ganar la batalla.
Como Ser quien
Soy. Contribuir en este mundo entre dos nadas.
Y me sale
esta reflexión tras mi noche agitada.
El culpable,
un tal Alberto San Juan, quien aturdido por la caída en picado de su vida,
despertó en la cuneta de un vacío existencial que le llevó a un profundo periodo
de reflexión. Quién soy. Qué mundo es este.
En esa
estela de argumentación. Opinión. Y desnudez. Sentí que mi ser se abría.
Fue un diálogo
en silencio que compartí con él. Mientras la actuación cobraba vida. Por dentro
despertaba la mía.
¿¡Qué mundo es
este!?
Qué poderes
versan sobre las limitadas libertades humanas.
Qué
hipotecada está la existencia humana.
Qué
inquebrantable parecían los muros de la ignorancia.
Qué
magistral mediocridad educativa reciba nos hizo vagar adormecidos.
Qué
principios sin finales podemos impartir sin ética ni moral.
Cómo salir
del fangoso miedo del poderoso. Del arrogante corrupto político. Del banquero
crediticio que infecta con veneno los ahorros del viejito.
Qué sociedad
es esta que cimienta sus cimientos de ladrillos de egoísmo y hormigón de
avaricia.
Qué legado
dejaremos a los venideros, inocentes de esta barbarie humana.
¿¡Qué manera
de despertar es ésta!?
Cuando la hostia conciencia te golpea mientras
duermes.
Agitada en
la mañana. Intento seguir con mis quehaceres obligatorios. Impuestos. Aquellos
que alimentan mis bolsillos. Mi alquiler. Mis salidas y vinos. Ese yo que
impera y domina mi vida.
Hoy. Sin
embargo, el espécimen de mi yo es arrastrado por una fuerza silenciosa, que
cabalgó a oscuras en la noche pasada. Despertar. Vislumbrar. Contribuir.
Cambios. Armonía. Justicia conjunta en la sociedad ciudadana.
Versan en mí
la inquebrantable necesidad de contribuir a difundir la necesidad de acudir a
levitarse con la obra “Autorretrato de un Joven Capitalista” (aunque sin ser
joven ni capitalista).
Lloré emocionada
al darme cuenta que en la deriva hay esperanza. Que el mundo es vivido también
por personas vivas. Que despertaron del adormecido capitalismo devastador. Y
descubrieron que el ser humano. Es un ser. Que siente. Que ama. Que disfruta. Y
al que la sonrisa por la vida, los placeres de la conversación de antaño, el
coayudar a los demás, la acción ciudadana y la ética compartida debe ser
devuelta a la generación que despierta. A la sociedad dormida.
Desde este
espacio quiero contribuir con esta aportación. Dosis de cafeína ética.
Autorretrato
de un joven capitalista.
Dos horas en
las que deleitarse con el joven capitalista que decide desnudarse.
El personaje
se convierte en sonante ser. Sin tapujos. Sin disfraz social. Argumentado por
un periodo de búsqueda. Lanza al público ciertos interrogantes sobre las fichas
movidas a lo largo de la historia española, que a día de hoy, cuesta dar
respuesta.
Manos que mecen la cuna española.
Reparticiones del pastel privado y expropiación de los servicios públicos.
Magistrales juegos de tablero político. Blanco o Negro. Izquierda o Derecha.
Estancamiento permanente. Democracia ficticia. Ilusorio festín de la propiedad.
Sin ser dueños de nada nos creímos propietarios de todo. Casas, coches, joyas y
festines cuyo titular, el señor banco nos hizo creer que nuestro es. Tupido
velo.
No quiero
reprochar la arrogancia del hombre. La desmesurada actuación de la
revalorización. El reproche. El despilfarro. Culpables fuimos todos. No seamos
ahora santos de un acto vandálico. La piedra social fue tirada en más o menos
medida, empujada por todos. Cierto. Lo asumo. Pero avanzo. Despierto. Y cambio.
Somos seres. Que viven entre dos nadas. Que pueden caer y levantar las veces necesarias. Que aprender es de sabios, es bien
sabido. Que un mundo nuevo es hoy. Ayer forma parte de la huella del pasado. El
futuro lo dejamos para el devenir. Pero la vida se vive en el presente. El
ahora. El enemigo es el miedo acompañado de ignorancia.
El despertar
está en marcha. Cafeína para la noche agitada. Ábrete a la vida. Y contempla la
obra de Alberto San Juan en el Teatro del Barrio. Madrid. Visita obligada si te
dejas caer por aquí.
Gracias.
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